lunes, febrero 27, 2006

¡Vivan las caenas!


Enrique Vila-Matas recordaba el domingo en El País, refiriéndose al general Vicente Rojo, con qué desfachatez Franco y sus secuaces juzgaron impúdicamente a los militares fieles a la República "por rebelión militar". A la inmensa mayoría les condenaron a muerte.

"Vista hoy, y también entonces -decía Vila-Matas-, esta surrealista acusación sería sólo risible de no ser porque fue lamentablemente tan real como cínica y repugnante: los militares sublevados, los jaleadores de la muerte, acusaban nada menos que de rebeldía militar al general leal a la legalidad democrática". Y añadía: "Creo que hoy en día estas actitudes de darle tan cínicamente la vuelta a las cosas siguen de actualidad entre nosotros, como si fueran residuos franquistas". Y cita, como ejemplo, la forma como se le ha dado la vuelta, y justamente en Salamanca, a la frase unamuniana del "venceréis, pero no convenceréis".

La derecha extrema y rancia que quiere volver a gobernar en España, hace tiempo que practica el todo vale y el cuanto peor, mejor. Como lo hizo en la última legislatura de Felipe González. Es la idea del golpe de Estado permanente. Y todo vale, significa que se puede jugar con el terrorismo y con las víctimas (por cierto, con el beneplácito de algunos dirigentes de la AVT), aun a riesgo de poner en peligro las frágiles expectativas de paz. Y que se puede jugar con la legalidad vigente, con la convivencia y con la catalanofobia, sólo por el placer de ver crecer fácilmente las encuestas. Lo de menos, según parece, es ofrecer alternativas serias. Lo de menos, sobre todo, es hacer lo posible porque haya paz, se conviva mejor y seamos tod@s un poco mejores y más inteligentes.

Las derechonas política, económica, mediática y eclesiástica vuelven a la carga y nos proponen otra vez la misma solución de siempre a los males que ellos mismos han creado: ¡Vivan las caenas! (y siempre habrá algún tonto o algún incauto dispuesto a jalearles).

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