domingo, mayo 29, 2011

La insurrección del precariado

Rafael Díaz-Salazar en El País (26/5):


"Con una parte del precariado votando al PP y con otra parte del mismo movilizándose por la democracia real y criticando a los partidos de derecha y de izquierda, ¿qué futuro político nos aguarda? A corto plazo, no parece que haya condiciones para detener el triunfo del PP en las generales. Pero lo importante es el medio plazo. Hay que cambiar la forma de hacer política, desvelar la concentración de la riqueza en España y redistribuirla, elaborar nuevas políticas en fiscalidad, vivienda, trabajo decente, democracia en la empresa, educación".


"Y para estos cambios necesitamos que el movimiento del 15-M se fortalezca, genere contrapoder ciudadano, cree un nuevo antagonismo social basado en el conflicto no violento y la propuesta de alternativas, penetre entre el precariado que ha votado al PP para reorientar su comportamiento cultural y político. El Movimiento del 15-M necesita tiempo para crecer y a los partidos y sindicatos les urge aprender de lo que significa y demanda".

lunes, mayo 23, 2011

De la indignación al proyecto colectivo

Daniel Innerarity en Babelia:



"...no nos sobra indignación sino todo lo contrario. Indignación la hay en todas partes: basta hacer un poco de zapping y uno se encuentra, sobre todo, gente indignada (preferentemente en los canales de la extrema derecha). Indignados están, por ejemplo, los que creen que el Estado de bienestar disminuye pero también los que consideran que está yendo demasiado lejos, los que piensan que ya hay demasiados extranjeros, los fanáticos de todo tipo, aquellos cuyo miedo ha sido agitado por quienes aspiran a gestionarlo".



"Se podría hablar de una función conservadora de la indignación que estabiliza los sistemas como lo hacen las válvulas de escape o las canas al aire, tan funcionales a la hora de dejar las cosas como están. Ese algo más que necesitamos para transitar hacia un mundo mejor no es una mayor exageración dramática de nuestro descontento; es, de entrada, una buena teoría que nos permita comprender lo que está pasando en el mundo sin caer en la cómoda tentación de escamotear su complejidad. Sólo a partir de entonces pueden formularse programas, proyectos o liderazgos que permitan un tipo de intervención social eficaz, coherente y capaz de resultar atractiva para una mayoría que no esté formada sólo por gente cabreada".