jueves, abril 28, 2005

El rey que consiguió su molino


El 19 de abril pudimos leer en estas mismas páginas la increíble historia de un rey que necesita una moto para visitar a sus 20.000 súbditos y no la ha conseguido. Un relato entre divertido y absurdo, sobre todo porque se refiere a un soberano, Kaa-Ylla, que es el 29º de la dinastía Gan y que reina en el interior de un Estado, Burkina Faso, donde existe un Gobierno que manda mucho y que deja poco margen de maniobra a los reyezuelos que descienden de los antiguos soberanos tribales. Y sin embargo, la historia que contaba Xavier Moret es real como la vida misma y relativamente frecuente al menos en África occidental (e imagino que también en el resto del continente). Persisten allí algunos reyezuelos ejerciendo funciones de jefes tribales y de jueces de paz, autoridades locales generalmente ecuánimes y siempre respetadas, cuya actuación resulta cómoda para los siempre más que lejanos gobiernos centrales. Al leer la historia de Kaa-Ylla ha venido inmediatamente a mi memoria el recuerdo de otro monarca africano, Kossi Djagbavi IV, rey de Éketo, al norte de Togo. Y he recordado también el encuentro que tuve con él en el verano de 1990 y cómo decidió que éramos hermanos y me coronó simbólicamente como rey honorario. Sé que este relato puede producir la hilaridad de más de uno, pero es así como fueron las cosas en Éketo los días 15 y 16 de julio de hace 15 años. Por entonces yo dirigía un equipo que estaba produciendo una serie de reportajes de 13 capítulos para la televisión que se llamó Planeta Sur. Estábamos rodando en África y entre otros países estuvimos en Togo, un pequeño Estado de cinco millones de habitantes, conocido sobre todo en aquella época porque en su capital, Lomé, se habían firmado los acuerdos de la CEE con los países llamados ACP (África, Caribe, Pacífico). Después de haber trabajado en Burkina Faso y de haber conocido allá, en la zona más radicalmente pobre del país, a una pareja de catalanes que mantenían en pie, en condiciones infrahumanas, el único hospital de la región de Pama, entramos en Togo por el norte. El 14 de julio vimos como se despeñaba un pequeño camión por un barranco y tuvimos que ayudar a recuperar los cuerpos sin vida de los ocho ocupantes del vehículo. Así fue como, todavía conmocionados por el accidente y por el sobrecogedor silencio de los ocupantes de las decenas de carros y automóviles que se fueron parando en la carretera para sumarse a la improvisada ceremonia fúnebre, entramos por fin en Éketo. Nuestros acompañantes nos habían advertido de que la acogida iba a ser multitudinaria, ya que los dirigentes locales habían entendido que el reportaje les iba a dar la oportunidad de presentar al público europeo sus dos cooperativas, de las que se sentían enormemente orgullosos. Por un lado, la de productores de café, por el otro, su pequeña banca cooperativa de crédito. El recibimiento fue apoteósico, aunque a nuestra llegada vimos a un montón de niños que corrían llorando al regazo de sus madres dominados por el pánico. Supimos después que en muchas zonas montañosas o aisladas de África persiste el miedo atávico al hombre blanco, la leyenda negra (¿o debería decir recuerdo blanco?) de la llegada de los cazadores de esclavos. A pesar de todo, los adultos festejaron con gritos y aplausos la llegada de los tres hombres blancos desconocidos y de su guía. Éste, un hombre culto y socarrón, todavía joven, pretendía escandalizar al personal y, en un país donde aproximadamente un tercio de la población exhibe con orgullo de converso su nuevo nombre cristiano tras haber sido bautizado, hacía todo lo contrario. El resto de los bautizados daban a conocer su nuevo alias y enfatizaban el ex junto a su nombre anterior africano, pero nuestro acompañante señalaba en tono jocoso que él se llamaba Palmake y añadía "ex Pierre". Y ahí es donde entra en acción el rey Kossi Djagbavi IV, que nos ofreció por la noche una espectacular fiesta de bienvenida en la que participó todo el pueblo. No faltaron las danzas folclóricas ni el baile popular, ni por supuesto la bebida típica a base de palma. Estuvimos conversando durante horas con Kossi Djagbavi, primero sobre Togo y sus expectativas de futuro, después sobre las necesidades más concretas e inmediatas de su pequeño reino, y le prometí que haría algunas gestiones con el objetivo de encontrar dinero y ayudarles así a financiar un nuevo molino eléctrico para separar la cáscara del grano de café, ya que el que tenían estaba muy viejo y casi ya no funcionaba. El rey de Éketo no necesitaba una moto para visitar a sus súbditos, sino ese molino para garantizarles el trabajo. Y así fue como en una noche estrellada de verano, bajo un cielo límpido sin contaminación alguna, conversando en francés a la luz de la luna y bajo los efectos de una moderada ingestión de una extraña bebida, descubrimos que habíamos nacido el mismo mes del mismo año. Y al atardecer del día siguiente, acabada nuestra agotadora jornada de trabajo en los cafetales, en el transcurso de una curiosa e indescriptible ceremonia, el rey Kossi Djagbavi IV de Éketo me reconoció como su hermano adoptivo y me coronó simbólicamente ante sus súbditos para dejar constancia de ello. Y aun agradeciéndole el gesto y el detalle al soberano, debo decir con Sancho en este año triunfal de su cuarto centenario: "Yo no nací para ser gobernador, ni para defender ínsulas ni ciudades de los enemigos que quisieren acometerlas... Bien se está San Pedro en Roma: quiero decir que bien se está cada uno usando el oficio para que fue nacido".

Àlex Masllorens
El País Catalunya

martes, abril 05, 2005

El paper dels exèrcits al segle XXI

“En les relacions amb la resta del món, la Unió afirmarà i promourà els seus valors i interessos. Contribuirà a la pau, la seguretat, el desenvolupament sostenible del planeta, la solidaritat i el respecte mutu entre els pobles, el comerç lliure i just, l´eradicació de la pobresa i la protecció dels drets humans, especialment els drets de l´infant, així com el respecte estricte al desenvolupament del Dret internacional, en particular el respecte dels principis de la Carta de les Nacions Unides”. Article I-3 del projecte de Tractat per a una Constitució EuropeaEuropa necessita una política exterior i de defensa comuna. I a la resta del món (llevat dels Estats Units) li convé que la tingui, ni que només sigui en ares d´aprofondir en el multilateralisme. Pel que fa a la defensa interior, dins les fronteres europees, ja existeix un doble compromís d´aliança entre els Estats davant d´una hipotètica agressió exterior. Però de portes enfora hi ha una seqüència lògica, que ha de passar per compartir primer una sola política exterior que es pugui identificar com Europea, i compartir després una política de defensa i de seguretat envers l´exterior també comuna. I aquí és on rau la mare dels ous.Al meu entendre, és clar que als europeus ens interessa apostar pel multilateralisme, que és el que més pot allunyar la humanitat de caure en el domini arbitrari d´una sola potència; o el que és igual, és el que més ens apropa al govern mundial democràtic i a l´adopció per consens de les decisions més importants en el govern del món.Per tant, la Unió Europea ha d´aspirar a dotar-se d´un exèrcit unificat, sota un comandament centralitzat i que pugui respondre a una estratègia consensuada en matèria de defensa i de política exterior. El projecte de Tractat constitucional europeu institueix un ministre d´Afers Exteriors, que serà vicepresident de la Comissió Europea i president del Consell d´Afers Exteriors, la qual cosa suposa unificar l´actual desdoblament d´aquesta funció i pot reforçar la política exterior de la Unió, afavorint que aquesta parli amb una única veu en l´escenari internacional. Això ho afavoriria sobre el paper, perquè en la pràctica hauran de passar molts anys perquè realment la veu única d´Europa es faci sentir en matèria d´Afers Exteriors; i si no ho fa en aquest terreny, molt més difícilment ho podrà fer en defensa.L´experiència en conflictes internacionals ha demostrat fins a quin punt els interessos particulars de cada país de la Unió han fet inviable una política única. A més, el propi projecte de Tractat no aclareix la distinció entre les funcions del president del Consell Europeu i les del ministre d´Afers Exteriors, la qual cosa contribuirà molt probablement a afeblir en un futur la capacitat d´actuació de la Unió.Però el que ara interessa és revisar quin hauria de ser el paper d´un exèrcit europeu en el segle XXI, partint de la hipòtesi de què hi haurà una tendència a la “regionalització” del planeta. Una divisió en àrees d´influència que, inicialment, miraran de contrarrestar la potència dels Estats Units i que, en una segona fase, tendiran a controlar-se i a contrarrestar-se unes a les altres, simultàniament. Aquesta situació hauria de coincidir amb una democratització de les institucions internacionals i amb l´enviament sistemàtic de forces de pacificació o d´intervenció en conflictes armats locals, sempre amb mandat de Nacions Unides.En qualsevol dels escenaris possibles, però especialment en aquest que he destacat, em sembla imprescindible que Europa es doti d´un exèrcit potent, sota un comandament únic i, a poder ser, amb una política exterior i de defensa comuna. Si no es dona aquesta darrera condició, l´existència d´un exèrcit unificat es fa més aviat sobrera: costa imaginar-se un exèrcit potent i ben dotat que hagi de respondre a objectius estratègics diversos o fins i tot contradictoris.Ara bé, quan des de diferents opcions polítiques, ideològiques o acadèmiques, o des de diferents lobbis amb interessos econòmics i polítics, s´aboga per un exèrcit europeu molt més fort que la suma de tots els actuals, no tothom està parlant del mateix. I aquí és on podem localitzar el punt clau d´aquest debat, en l´actual moment històric.El més habitual és que fins i tot des de posicions progressistes es defensi la necessitat, i sovint també la urgència, de què els diversos països que conformen la Unió Europea incrementin les despeses militas, modernitzin els exèrcits, inverteixin en la indústria armamentística europea i, en definitiva, entrin sense complexos en l´espiral armamentística planetària, encapçalada entusiàsticament pels governs dels Estats Units, mani qui mani en aquell país.Molts discrepem profundament d´aquest plantejament, ja que hauria de ser possible que els vint-i-cinc països de la Unió arribessin a tenir un exèrcit i una política de defensa enormement sòlids i eficaços, sense haver d´augmentar les despeses militars... o fins i tot amb una tendència a anar-les reduint paulatinament.I ho dic per diverses raons, que intentaré argumentar, malgrat la brevetat d´aquest article.La primera premissa, que ja he citat, és que un exèrcit potentíssim que no respongués a unes directrius polítiques i estratègiques clares i definides perdria tota la seva força i capacitat d´actuació. Per tant, de res no ens serviria augmentar el potencial de força abans de consensuar les polítiques i el sistema de comandament; seria com començar la casa per la teulada.Mentre aquesta premissa no es compleixi, no pot existir el concepte d´exèrcit únic o unificat. Només cal analitzar quins han estat els diversos intents europeus per dur a terme polítiques de defensa comunes. Des de la creació de la UEO, el 1954, aquest organisme ha estat hivernat la major part del temps i va quedar clarament superat amb l´aprovació del Tractat de Niça del 2000, pel qual la UE va assumir la major part de les funcions que tenia la UEO. Però hi ha tal diversitat d´estatut entre els diferents països i tal diversitat d´interessos geoestratègics, que fer coincidir les polítiques de defensa no resulta gens fàcil (només cal recordar aquí conflictes com els dels Balcans, les guerres al Golf Pèrsic o les dels Grans Llacs o Rwanda/Burundi). Quatre Estats membres de la UE es defineixen com a neutrals o no alineats i no són membres de l´OTAN. Quatre països (Àustria, Finlàndia, Irlanda i Suècia) es troben en una contradicció flagrant, ja que només figuren com a observadors de la UEO, però en haver-se integrat com a membres de ple dret a la UE van passar a implicar-se en la política de defensa d´aquesta. Encara és més complicat el cas de Dinamarca, la qual té també l´estatut d´observadora de la UEO, però no participa de les decisions i accions de la Unió en matèria de defensa, fent ús d´un protocol annex al Tractat de la UE..Si a tot això hi sumem les dificultats afegides per la recent ampliació, amb uns exèrcits tan enormement desiguals entre sí i amb interessos, capacitats i graus de modernització tan diversos, la possibilitat que hi hagi un exèrcit unic sense política exterior comuna és del tot remota. El primer gran repte, per tant, és avui el de la unificació de les polítiques exteriors, molt abans que el de la defensa.En un món cada vegada més compacte, Europa no podrà existir només com a potència econòmica. Haurà de ser alguna cosa més, tenir algun valor afegit diferent del d´altres potències regionals. I, sens dubte, necessitarà també un exèrcit propi. El punt de discrepança és si aquesta decisió ha de comportar forçosament l´increment de les actuals despeses militars de tots els països sumades.Tenim l´experiència dels diferents models de relació de cooperació militar, bilaterals o multilaterals, que es reclamen part de la identitat europea: brigades multinacionals amb forces terrestres de cinc Estats; Força Marítima Europea; Força Operativa Ràpida Europea; Organització Conjunta de Cooperació en Matèria d´Armament; Agència Europea d´Armaments i diversos programes de fabricació conjunta (Eurofighter, Airbus militar, Tigre, Galileu i altres sistemes d´informació i d´espionatge per satèl•lit).La meva opinió és que hauria de ser possible millorar de manera molt important l´eficàcia de la capacitat de defensa o d´intervenció exterior d´un exèrcit europeu, sense que això hagués de suposar per força incrementar substancialment la despesa militar conjunta. Els processos de modernització i de racionalització duts a terme per molts exèrcits nacionals així ho poden corroborar. Dins i fora de la pròpia Unió Europea. Ara mateix, per citar un sol exemple, Suissa ha completat l´anomenat procés de reestructuració i reorientació, anomenat Exèrcit XXI, el qual li ha permès reduir els 360.000 soldats que tenia a 140.000 efectius i 80.000 reservistes. I s´està desprenent de centenars de tancs, dotzenes d´helicòpters i més de 60 avions de combat.En aquest terreny, hi ha molt marge de maniobra. Però cal saber ben bé on som i cap a on volem anar. Com es diu al Quadern “Globalització i pau: per a una defensa europea no armada”, editat per Justícia i Pau el maig del 2004, “les estructures de defensa i seguretat europees són un galimaties considerable, i tot apunta que les dues grans opcions presents dins la UE, l´OTAN més depenent dels EUA i la lligada a la PESC, continuaran coexistint sense remei durant molt de temps amb el consegüent increment de les despeses militars dels països que integrin la UE”.Per ser més forts i pesar més en el món, la única opció possible ja no és tenir més exèrcit, ni tan sols més capacitat de destrucció. L´important és dissenyar bé quines són les prioritats exteriors i de defensa i quins els perills reals potencials. I tot això no es pot fer sense un disseny previ de com es vol que sigui el món i les relacions internacionals i quin paper ha de jugar la potència Europa en el nou escenari que es va dibuixant. Cada cop són més els especialistes que, des de diverses disciplines, defensen una visió de la seguretat basada més en la confiança i en les bones relacions entre els països.Europa ha de decidir quin ha de ser el seu paper. El més fàcil és caure en el parany de donar resposta als interessos i les pressions enormes de la indústria militar. O bé, per simple conservadurisme i per les dificultats afegides d´imaginar altres opcions més originals però més complexes, que l´establishmen es deixi endur per les inèrcies de sempre. La indústria ja ha pres posicions, fins i tot en el terreny del control de les idees; el cas més flagrant és el de França, on el potentíssim grup Dassault té el 100% del grup de mitjans de comunicació Socpresse (Le Figaro, L´Express, L´Expansion i fins a 70 publicacions més).La força d´Europa en el món no li ha de venir només ni principalment de la potència econòmica o militar, La força li pot venir també de l´autoritat moral, per contraposició a la forma com l´exerceixen altres potències. És el que han reclamat ONG´s i moviments socials, quan clamen perquè la Unió Europea es constitueixi en referent de la defensa d´un sistema de valors que posi la persona humana en el centre, que garanteixi el benestar físic, moral i econòmic de la població i defensi arreu del planeta els drets humans i els valors de la pau, com a elements irrenunciables en qualsevol política i en la relació entre les persones i els pobles de la terra.
Àlex Masllorens
Publicat a la revista Marc de Referències (abril 2005)