Pero para mí el mayor problema sigue siendo esa tozudez por resolver a golpe de ley (y ley penal, para mayor gloria) problemas que no sabemos solucionar con políticas sociales. Tendemos a optar por más represión para hacer frente a conflictos de convivencia, con lo que solo lograremos meter más tiempo en la cárcel a quienes ya caen en ella más de lo razonable. Catalunya y España han pasado en seis años de tener una de las tasas más bajas de Europa en número de presos por 100.000 habitantes a casi la más alta, y ello sin que hayan aumentado ni la percepción de inseguridad de la población ni los índices de victimización. De lo que se infiere que hemos optado por más represión sin justificación y sin que se haya fomentado el necesario debate político y social.
En Francia, el Gobierno de Sarkozy ya ha propuesto que los niños de 12 años puedan ir a la cárcel; en Inglaterra pretenden hacerlo desde los 10 y en Escocia estudian que sea desde los 8 años. Si seguimos así, habrá pronto en Europa algún bebé encarcelado por robar chupetes. ¿Acaso no saben los legisladores y el ministro de Justicia que los países con más presos no tienen sociedades más seguras? Lo malo es que apostar por la prevención, invertir más PIB en políticas sociales y optar en serio por medidas alternativas a la prisión (como sí hace la Generalitat) es más caro a primera vista (o sea, a corto plazo). Y hay políticos que quieren pasar a la historia en pocos meses.
(Artículo que he publicado en El Periódico el 29/12/08)
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