¿Debe prevalecer la ley o la religión?

Abro la edición de El País de hoy. En la página 53 leo que una juez alemana niega el divorcio a una mujer musulmana, al considerar que el islam ampara la violencia. "La solicitante [del divorcio] debería haber contado con eso" (o sea con que, según la juez, el islam insta a los hombres a golpear a sus esposas desobedientes). Por suerte, el presidente del Consejo Alemán del Islam considera que su religión "no permite que se apliquen correctivos físicos a las esposas". Y el Consejo Central Musulmán declara que la violencia es, también para esta religión, causa de divorcio.

Sin embargo, la abogada y activista feminista Seyran Ate, considera que en Alemania "hay dos sociedades paralelas y una sigue sus propias normas y criterios con la connivencia de la otra". Ate ha agradecido a la juez que "por lo menos articulara lo que lleva años siendo moneda corriente en Alemania".

Pero hete aquí que en la página 51 de la misma edición de El País, se da cuenta de que portavoces de la Conferencia Episcopal Española se atreven a decirnos que hay leyes que "tienen que ser abolidas". Al menos, me digo yo, todavía no se atreven a decir que se deben abolir como se hizo con la Constitución de 1931: o sea, con un golpe de estado, una guerra civil y una brutal represión. Todo bajo palio. De momento, la propuesta de los evangélicos obispos es que, "en el campo del aborto y de la reproducción asistida tenemos en España unas leyes que atentan contra la vida y que tienen que ser abolidas". He leido con atención la nota y no veo que en ella se diga que los obispos hayan hecho mención de castigos duros a pedófilos y abusadores de menores.