El estado de bienestar se sostiene, básicamente, sobre la extensión a toda la población de los derechos a la educación, a la salud y a una alimentación dignas. Si, además, una sociedad consigue reducir casi a cero el número de personas que viven en viviendas indignas o en la calle, entonces ya puede decirse que el índice de desarrollo humano de un país es de alto standing. El mundo occidental está viviendo, desde hace décadas, una presión ideológica y legal impresionante contra la extensión de las coberturas sociales. Reagan y Thatcher fueron los precursores del desmantelamiento del estado de bienestar, pero han tenido discípulos muy aventajados. Ahora, mientras el presidente Obama se emplea a fondo para sacar adelante su reforma sanitaria, el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, ha puesto el grito en el cielo por el declive de las universidades americanas. “Si hubiese que explicar el éxito económico de Estados Unidos [en el XIX y el XX] con una palabra –explica Krugman-, esa palabra sería educación”. El Nobel señala que el mes pasado fueron al paro 29.000 trabajadores del sector de la educación pública. “Como consecuencia de ello –remata-, la educación va a convertirse en picadillo”.
En los años noventa, en pleno apogeo de las teorías neoliberales, el Banco Mundial obligó a muchos países africanos a prácticamente eliminar el gasto público en educación como fórmula mágica para superar la crisis. Durante años, cerraron las escuelas de formación del profesorado por falta de medios. Y hoy el gran problema de esos países, cuando todo el mundo habla de que la apuesta por la educación es básica para superar la crisis y las desigualdades, es que ni siquiera hay personas suficientemente formadas para ejercer como maestros. ¡Menudo favor les hicimos entre todos!
Hace unas semanas, el Banco Mundial ha publicado otro de sus famosos informes. En este caso sobre España y, más concretamente, sobre la falta de competitividad de la economía española. Entre las recomendaciones para superar este escollo destaca la urgencia de mejorar el modelo educativo. Hay demasiado fracaso escolar y la tasa de paro entre los menos formados duplica a la de los universitarios. Pero más allá del modelo educativo, hay también una cuestión de prioridades: España (que tiene la tasa de paro más elevada) está a la cola de Europa en inversión en educación en relación con el PIB. Digan lo que digan, sin una buena educación para todos no puede haber progreso.
En los años noventa, en pleno apogeo de las teorías neoliberales, el Banco Mundial obligó a muchos países africanos a prácticamente eliminar el gasto público en educación como fórmula mágica para superar la crisis. Durante años, cerraron las escuelas de formación del profesorado por falta de medios. Y hoy el gran problema de esos países, cuando todo el mundo habla de que la apuesta por la educación es básica para superar la crisis y las desigualdades, es que ni siquiera hay personas suficientemente formadas para ejercer como maestros. ¡Menudo favor les hicimos entre todos!
Hace unas semanas, el Banco Mundial ha publicado otro de sus famosos informes. En este caso sobre España y, más concretamente, sobre la falta de competitividad de la economía española. Entre las recomendaciones para superar este escollo destaca la urgencia de mejorar el modelo educativo. Hay demasiado fracaso escolar y la tasa de paro entre los menos formados duplica a la de los universitarios. Pero más allá del modelo educativo, hay también una cuestión de prioridades: España (que tiene la tasa de paro más elevada) está a la cola de Europa en inversión en educación en relación con el PIB. Digan lo que digan, sin una buena educación para todos no puede haber progreso.
1 comentario:
zelo intiresno, hvala
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