Para mi, Mario Vargas Llosa ya hace mucho tiempo que era el mejor escritor vivo en lengua castellana. Para mi, el Vargas Llosa de
La ciudad y los perros (lo devoré con 16 años) o el de
Conversación en la catedral (lloré con el libro en la mano
) o el de
La tia Julia y el escribidor (¡qué placer de lecturas!) ya estaba consagrado como mi Nobel particular. Hace muchos años que le había entregado el galardón secretamente.
La concesión pública y real, hoy, de ese reconocimiento dice mucho a favor del Comitè que lo concede. El maestro peruano no es un personaje al uso ni cómodo que diga ni escriba siempre lo que resulta políticamente correcto decir. Es un demócrata liberal y conservador, un ilustrado que defiende la separación de la Iglesia y el Estado, pero es sobre todo un hombre libre. Yo he discrepado muchas veces de sus ideas en público y en privado, y a veces hasta me han molestado algunas de sus opiniones, pero siempre he respetado al gran intelectual que es. Y, sobre todo, admiro al magnífico escritor.
El premio Nobel será un buen motivo para releer al maestro. ¡Enhorabuena varguitas!